10 de octubre de 2007

El barrio en la prensa

Artículo publicado el 4 de junio de 1989, en la sección deportes de "El Día"
"Esta plaza será iluminada y embellecida"

Con la firma del periodista Abayubá Hernández, el 4 de junio de 1989 se daba cuenta en la página 23 del diario "El Día" que la Comisión de Fomento del barrio Buceo, vecinos y comerciantes habían firmado un convenio para iluminar la plaza, lo que se calificó como una "imprescinidible conquista para la seguridad y el progreso del barrio".
A continuación se transcribe la nota, que llevó por título "La plaza que evoca a los olímpicos".


Facsimilar del artíuculo publicado el 4 de junio de
1989 en la página 23 de "El Día", Fuente: Archivo Julio Scavino.

Los héroes de los años 1924 y 1928, aquellos futbolistas que para muchos habitantes del mundo hicieron que Uruguay fuera algo más que un pequeño puntito en los mapas, los muchachos del Mariscal Nasazzi tienen un lugar en el corazón de cada uruguayo. Siempre será poco el reconocimiento a los formidables atletas que como verdaderos cruzados conquistaron con su fe, la fe de una raza vigorosa, de voluntad inquebrantable, la fe de un fútbol alegre y ganador, cargado de riquezas técnicas y de gran potencia, al asombrado universo de entonces. Primero fue conseguir la gloria (1924) y más tarde retenerla (1928), tareas a cual más difícil.
Nuestro país les hizo homenajes, los distinguió el deporte, los veneró en su generación y hoy se mantiene igual sentimiento. Nasazzi tiene su calle en el barrio Bella Vista, y los campeones todos el gran recuerdo de un hermoso espacio en el Buceo, la Plaza de los Olímpicos.
Esta plaza será iluminada y embellecida. La sacarán de un estancamiento de más de 20 años y, como nos dice el Prof. Francisco Piffano, presidente de la Comisión de Fomento del Barrio Buceo, el Dr. Eduardo Silva Sales, representante de los vecinos, la Sra. María Ofelia Chans de Manttoni, por los comerciantes de la zona y el Lic. Aldo Conserva, presidente del Rotary Club Buceo, la oscuridad, sin un solo foco de luz, es un hecho "que en principio desvirtúa, por el abandono y sensación de soledad que transmite , la justicia y la legitimidad de quienes dieron feliz concreción a dicho homenaje".
El Rotary Buceo, la Comisión de Fomento de ese barrio, los vecinos y comerciantes, pues, han dado un enorme paso para enmendar la situación: firmaron un convenio con la Intendencia Municipal de Montevideo para iluminar y dar belleza y vida a la Plaza de los Olímpicos y sus adyacencias.
Para lograr definitivamente esta imprescindible conquista para la seguridad y el progreso del barrio, para esa nueva justicia con las raíces del homenaje a los maravillosos campeones celestes, las instituciones mencionadas y los representantes de vecinos y comerciantes exhortan al vecindario a brindar su colaboración, en la certeza de una obra de beneficio muy grande para la comunidad.

Exposiciones de libros y artesanías en 9 de junio

Pedro Tonarelli y Raquel Ferrán, referencia de educación y de cultura
Vecinos que encendieron
lucecitas en tiempos oscuros

Hubo tiempos oscuros en los que la libertad era coartada por un grupo de policías que pernoctaba en un “ropero” estacionado en la esquina de 9 de junio y la plaza de los Olímpicos.
Hubo tiempos oscuros en los que el compañero de trabajo repentinamente dejaba de venir, desaparecía.
Hubo tiempos en los que algunos vecinos miraban a todo el mundo con desconfianza o sencillamente no eran capaces de fijar la mirada en los ojos de los otros.
La incertidumbre marcaba la tónica de la vida cotidiana y lo ilógico rasgaba todo velo de cuidado. La lógica de la arbitrariedad sostenía los andamios del miedo.

De espaldas y recorriendo la exposición, de izquierda a derecha, se ve
a Gabriela y Danierla Beiro, un varón que no identifico, Ana Martirena y
Cecilia Cabrera. De frente, dos vecinas. Foto: Pedro Tonarelli,
archivo Tonarelli-Ferrán.

Pero como los buenos espíritus pueden más que los tiranos, en esos mismos tiempos hubo quienes buscaron formas de iluminar la esperanza, aunque más no fuera avivando las brasas de lo que un día había el fuego poderoso de la libertad, la cultura y el pensamiento.
En mi calle hubo varios vecinos que soplaron esas brasitas tanto como pudieron, con sensatez y sin que el miedo les ganara del todo.

Raquel Ferrán y una prima. Foto: Pedro Tonarelli, archivo Tonarelli-Ferrán.


Pedro Tonarelli y Raquel Ferrán fueron una fuerte referencia de educación y de cultura. Vivían de la docencia, trabajaban en la enseñanza secundaria y daban clases particulares por las que pasamos unos cuantos vecinos. A veces la docencia se impartía en el apartamento que habitaban y otras veces en los salones de la academia que tenían en su fondo, al que se podía acceder por una entrada independiente que da a la calle.

Raquel Ferrán, curadora de la exposición. Foto: Pedro Tonarelli, archivo Tonarelli-Ferrán


No recuerdo con exactitud los años, pero es claro que fue en la década de 1970, a cierta altura del año, Pedro y Raquel organizaban una suerte de feria y exposición de artesanías y de libros. Eran una verdadera fiesta en el barrio y era un modo de ocupar pequeños espacios de libertad con cultura y culto a lo creativo. Se exponían libros que ellos guardaban y artesanías realizadas por vecinos que trabajaban en la academia. Además de docente e ingeniero, Pedro es un gran fotógrafo. De él son las fotos que registran una de esas exposiciones, realizada muy probablemente en 1975 o 1976.
La exposición que se ve en las fotos estaba organizada en el fondo, pero también se hicieron en el frente de su casa, donde cómo entonces, se siguen dando clases particulares.

8 de octubre de 2007

Compartiendo la obra de un vecino inspirado

"Plaza de los Olímpicos",
un poema de Hebert Pastorino


Dedicado a la Plaza de los Olímpicos, Hebert Pastorino, vecino, amante de la costa que disfrutamos e hincha de Unión Atlética, escribió un poema. Se puede acceder a otros poemas de Pastorino –varios inspirados en el entorno del barrio y hasta con mención a algún personaje conocido- en el siguiente web site: http://letras-uruguay.espaciolatino.com/pastorino_hebert/index.htm
De ese sitio, fue tomado el texto que compartimos.


Plaza de los Olímpicos
con bello nombre de gloria
por el tiempo de los tiempos
vivirás en mi memoria.

Martes día de feria
acuden a tu entorno
feriantes que todo venden
ofreciéndolo a coro.
Las "doñas" que merodean
buscando la fruta fresca
entre chismes y comentarios
van comprando las ofertas.

Plaza de los Olímpicos
con bello nombre de gloria
por el tiempo de los tiempos
vivirás en mi memoria.

A tu fuente pequeñita
tantas veces he llevado
mi barquito de madera
que tan libre ha navegado.
Se junta la botijada
en la pista a patinar
y si alguno se resbala
las risas explotarán.

Plaza de los Olímpicos
con bello nombre de gloria
por el tiempo de los tiempos
vivirás en mi memoria.

Tus palmeras y arboledas
muchas noches han cobijado
los cariños y los besos
de tantos enamorados.
Pero también nos han visto
sentaditos en sus bancos
entre llantos y penas
sufrir un desengaño.

Plaza de los Olímpicos
con bello nombre de gloria
por el tiempo de los tiempos
vivirás en mi memoria.


Iniciativas de personajes y familias del barrio que alegraron a muchos

Pap@ Noel

Lo que comenzó siendo tradición de una familia del barrio, terminó haciendo realidad las fantasías de varias generaciones de niños del barrio.

Por Andrea Batista


Conocemos historias vividas en “9 de junio” desde por lo menos la década del ’30.
En esos años los Aguirre, los Scavino, los Batista, los Freda, los Caffarena, los Páez Vilaró descubrieron una zona de Montevideo, una calle, una forma de vivir...

En esa época Malvín era una zona de médanos, una zona de veraneo, una zona de pocas casas y mucho terreno.
Para algunos fue gracias a un capricho de los niños que pidieron, por ejemplo, cambiar una casa en la calle Juan Paullier por un terreno en 9 de junio...
Hay historias de todas las épocas y personajes de todas las épocas. Pero sin duda la presencia de Papa Noel en el barrio es una de las más queridas, recordadas y extrañadas.
Durante muchos, muchos años, Papá Noel pasó cada 24 de diciembre por las casa de los
niños que vivían en 9 de junio.
La primera que empezó a construir esa historia fue Lila Batista. Confeccionó el disfraz, organizó el recorrido, juntó los regalos y lograba llegar al corazón de cada niño, en especial al de sus tres hijos: Mario, Hugo y Muñeca.
Años más fue Muñeca quien ocupó su lugar. Le confeccionaron el traje, organizaba el recorrido, juntaba los regalos y lograba llegar al corazón de cada niño, en especial, al de sus dos sobrinos Gonzalo y Andrea.
De un Papá Noel a otro pasaron más de 40 años y seguramente las historias y las formas de vivirlo fueron diferentes...
Del último Papá Noel, hay muchos recuerdos, muchas historias.
Se acercaba fin de año y junto a Muñeca los papás y las mamás de los niños de la cuadra se encargaban de juntar los regalos, ponerle los nombres correspondientes y acomodarlos en las bolsas que se cargarían en el auto.
Sobre la medianoche y con todos los niños ya “escondidos”, Papá Noel comenzaba su recorrido desde la Plaza de los Olímpicos.
Tocando la campanita que avisaba su llegada, venía Papá Noel en el auto de Héctor Caulín, seguido e un par de autos más que lo escoltaban.
Así empezaba el momento más mágico de la noche.
Cuentan, que apenas se escuchaba el sonido de la campana, salían los niños con sus madres a buscar sus regalos: los Requejo, Viviana, los Roibal, los Batista, los Caulín, los Freda, los Gómez que por aquel entonces vivían a los fondos de los Scavino.
Emoción, inocencia, alegría, risas, lágrimas, una mezcla de sentimientos como sólo Papá Noel sabe despertar.

Doy gracias a todos los Papá Noel del mundo, pero en especial a mi abuela Lila (que no conocí) a mi tía Muñeca (de la que conservo muy lindos recuerdos) y a mi mamá Graciela, que aunque nunca dejó de ser nuestro Papá Noel, una vez le confeccionaron el traje, organizó el recorrido, juntó los regalos y logró llegar al corazón de cada niño, en especial al nuestro, al de sus hijos Gonzalo y Andrea.

En la foto superior: Muñeca Batista y Andrea Batista, en el jardín de Muñeca, noviembre de 1975. En la foto inferior: Andrea, Graciela y Gonzalo veraneando, febrero de 1979. Archivo Batista - Tobías.


7 de octubre de 2007

Febrero de 1970

Mañana de playa


Por estos lados, lo que hacíamos los vecinos era bajar a la playa por la mañana, cuando tenía algo de exclusiva porque solo estábamos los del barrio. De tarde, cuando a bordo del 195 y del 538 montevideanos de otros barrios llegaban hasta esta zona de la costa, subíamos a almorzar y descansar.
En esta foto de febrero de 1970, aparecen de pie y de izquierda a derecha: Nélida García de Fernández, Esmeralda Calleo de Scavino, Ilda Parrillo de D'Ottone, Alisia Knappe de Scavino, una señora que no identifico y la mamá de Américo.
Abajo: Julio Scavino Calleo, Nelly Fernández García y Américo.
Lo insólito de la foto, es que registra una de las escasísimas veces que doña Alisia bajó a la playa y es casi seguro que se trata de la Buceo.

La foto no es arriesgado suponer que la tomó Elena Telchime y es parte del archivo Scavino.

6 de octubre de 2007

Celebrando la obra de una vecina escritora

Apuntes a propósito de la novela Apenas 10, de Marisa Silva Shultze

La plaza de los Olímpicos
entró en la literatura urbana

  • Entre Malvín y Buceo emerge una nueva identidad montevideana, el entorno de la Plaza de los Olímpicos, “un barrio dedicado al fútbol" y a la música

Por Julio J. Scavino

El barrio sus calles, su cercanía a la costa montevideana y los servicios que hacen a la cotidianeidad de la vida de quienes viven en la plaza de los Olímpicos y su entorno son el escenario en el que ocurren cosas que cambiarán radicalmente la vida de los “Apenas diez” personajes de una novela en la que están comprendidos todos los uruguayos.
Algunos personajes de
la nueva novela de Marisa Silva Schultze -"Apenas diez"- son parte de nuestro diario vivir.

La Plaza de los Olímpicos. El sendero que suben los niños
llevan a la calle donde vivieron los escritores
Carlos Martínez Moreno y Marisa Silva Schultze.
(Foto tomada del sitio web www.skyscrapercity.com)

En esta novela, la tercera que escribe Silva Schultze (Montevideo, 1956), la escritora y vecina se instaló en las existencias concretas de un puñado de orientales que en la década de 1990, enfrentó algunos hechos familiares que los obligó a replantearse los vivido, lo dicho y lo no dicho acerca de aquellos hechos. Tendrán que mirar de frente algun0s tabúes que aún cuestan abordar al conjunto del país, y en particular a quienes tienen sensibilidades de izquierda.
La resistencia a la tortura, la delación entre compañeros y el cuestionamiento al “heroísmo” son algunos de los tabúes que
desde la ficción aborda “Apenas 10” (Santillana, 2006), lo que no disminuye un ápice el valor reflexivo y motivador de la novela.
Y la novela transcurre en un barrio de Montevideo.

El equipo de fútbol de Uruguay, que se consagró campeón Olímpico el 9
de junio de 1924. La foto está en el Museo del Fútbol fuente: sitio web de la BBC.

Los personajes de “Apenas diez” caminan entre Malvín y Buceo y contribuyen a dar forma a una nueva identidad montevideana que no es ni una ni otra. Se trata del entorno de la Plaza de los Olímpicos, “un barrio dedicado al fútbol: panadería Maracaná, plaza de los Olímpicos, 9 de junio, Ámsterdam, Colombes”. Los personajes de la novela, para los que la música es algo importante en sus vidas, no deja de observar la presencia de cultores de ese arte en los nombres de las calles.
El barrio donde ocurre la novela recuerda a Giuseppe Verdi, más hacia el Buceo a Gaetano Donizetti y más hacia avenida Italia a Dalmiro Costa, un uruguayo de quién se da una referencia que no muchos conocen. La vida relatada en la novela sucede en Rivera y Colombes, bajando a la rambla por Comercio o caminando por Dalmiro Costa.
Algunos personajes siguen el campeonato federal de básquetbol a través de Unión Atlética, van a la feria, al supermercado y conviven en la ficción con un par de personajes que aun dan vueltas por la plaza de los Olímpicos.
El barrio, sus calles, su cercanía a la costa montevideana y los servicios que hacen a la cotidianeidad de la vida de quienes viven en él son el entorno en el que ocurrieron cosas que cambiarradicalmente la vida de los personajes.
El eco de historias que fueron contadas, casi susurradas, está presente en una zona Montevideo donde la violencia y la represión de los años 70 y 80 se sintieron intensamente.

Al ubicarse en ese entorno, Silva Schultze habla de su vida.
Además de ser parte de la generación que militó convencida por un revolución que diera lugar a una sociedad más justa y que padeció la dictadura, Silva Schultze vivió gran parte de su vida en un apartamento de la calle Verdi a pocos metros la plaza de los Olímpicos.
Entre las muchas cosas que ocurrieron en el barrio en los años de la violencia,
Marisa Silva seguramente se sobresaltó con las bombas de alquitrán que explotaron en la casa del abogado y escritor Carlos Martínez Moreno. El autor de “El color que el infierno me escondiera” (1981) vivió en la misma calle pero en la otra acera.

Narrativa e identidad

Leerse, verse, escucharse, hace a la conformación de identidades y de culturas de las que personas concretas en entornos concretos van creando y al mismo tiempo haciendo suyas.
Inspirado en la idea de Oscar Wilde de que la vida imita al arte, Juan Carlos Onetti, como “Perquito el Aguador” señalaba la necesidad de que “nuestros literatos miren alrededor suyo y hablen de ellos y su experiencia. Que acepten la tarea de mostrarnos cómo es el alma de la ciudad. Es indudable que si lo hacen con talento, muy pronto Montevideo y sus pobladores se parecerán de manera asombrosa a lo que ellos escriban” (Marcha, 25 de agosto de 1939).

La Plaza de los Olímpicos. Vista desde la calle Colombes, a la que corta.
Sobre la derecha se vela calle 9 de junio.
(Foto tomada del sitio web www.skyscrapercity.com)

La literatura urbana en Montevideo tiene dos referencias principales en la narrativa de José Pedro Bellán y en la poesía de Juan Parra del Riego, a quienes Angel Rama señala como “fundadores de esta corriente literaria”, entre 1910 y 1925.
Rama da cuenta de estos datos en su ensayo “Origen de un novelista y de una generación literaria”, texto que complementó la edición que hizo la editorial Arca de El Pozo, en diciembre de 1965.
Esa zona de Montevideo que no es ni Buceo ni Malvín, que está íntimamente entrelazada a ellas pero tiene su propio perfil, la plaza de los Olímpicos, no tenía lugar en la literatura urbana montevideana. Gracias a “Apenas diez”, ahora lo tiene.

24 de setiembre de 2007

Jugando en la vereda, veintinueve años atrás

Gonzalo Batista con
9 de junio de fondo en 1976

Cómo tantos niños que disfrutaron de la vida de barrio en 9 de junio, Gonzalo Batista hacía de las suyas en la vereda norte. Al fondo se aprecia una calle bien diferente a la actual.

Así se ve 9 de junio, desde el lugar en que se tomó la foto de Gonzalo. La foto actual fue tomada sobre el mediodía del 26 de setiembre de 2007.

Foto superior: Archivo Batista - Tobías. Foto inferior: Julio Scavino.

21 de setiembre de 2007

Aportes de la familia Freda Xavier

Primeras miradas a la calle y al barrio

Los materiales guardados por las familias del barrio cuenta su historia, la sucesión de hechos ocurridos en ese espacio compartido que vio crecer a varias generaciones.
En las fotos que cuentan nuestra historia familiar, podemos llegar a leer el relato que cuenta como fue cambiando nuestro entorno.
El rico archivo de familia que guarda y que abrió generosamente Luz Xavier de Freda, permite dar una mirada a la evolución de la calle 9 de junio, una visión de la rambla desde las rocas de la Playa Buceo y otra de la Plaza de los Olímpicos cuando empezaba 1945.




Don Alfonso Freda, posa frente a su casa probablemente en la decada de 1930. Sobre la derecha, la foto muestra la propiedad de la familia Freda y sobre la izquierda se ve el frente del rancho de los Scavino - Knappe. Ese rancho fue retirado hacia el fondo del terreno para construir en su lugar la casa que hoy está en el 1492. El rancho, con diversas modificaciones que se le hizo a lo largo de las décadas, todavía está en pie.
Esta foto que guardó la familia Freda, es la única en que se puede ver -aunque se de modo parcial- el frente de lo que era la casa de playa de los Scavino - Knappe por aquellos años.


Este primer plano de Alfonso Freda pemite ver tras él, lo que seguramente fue el primer pavimentado de la 9 de junio, el incipiente enarbolado y las característica del frente de las viviendas.
A la izquierda de Alfonso, se ve el frente de los Scavino-Knappe. Al fondo se ve el espacio donde un día se levantaría la Plaza de los Olímipicos.


El segundo desde la izquierda es Walter Freda -hijo de Alfonso, esposo de Luz y padre de Sandra y Marcelo.
La foto de estos muchachos del barrio fue tomada el 6 de enero de 1945, en el murito de la Plaza de los Olímpicos, que todavía se mentiene. Las luminarias que se ven, que se rematan con una esfera blanca, llegaron a convivir con las luces de mercurio que se fueron integrando a lo largo de las décadas.


En esta foto de familia y amigos, 9 de junio ya contaba con vereda y la cuadra iba perdiendo sus tejados al frente y las edificaciones aún alternaban con lo que fueron las casas de playa.

En las rocas que separan la playa Buceo de la Malvín, la familia Freda Moreno posó y nos dejó una mirada a lo que era la rambla en aquel entonces (la fecha habrá que irla ajustando).
Sobre el ángulo superior izquierdo de la foto, se ve parte de lo que fue la casa de la familia Brena, conocida en el barrio como el "castillo" de los Brena.
Ese terreno -que daba a la rambla y a la calle Velsen- fue comprado por Huracán Buceo. El solar fue fraccionado. Se construyó un edificio sobre la rambla y con frente sobre la calle Velsen, se levantaron las instalaciones deportivas del club del "Topo Gigio". Buscando financiar la construcción de la piscina, a principios de la década de 1970 el club realizó una fuerte campaña para captar socios vitalicios. Algunos de ellos nunca llegaron a ver la piscina llena de otra agua que no fuera de lluvia, porque la cosntrucción estuvo detenida durante varios años.
En algún momento, Huracán Buceo hizo plata con "castillo de los Brena", alquilándolo para fiestas.

Fotos: Archivo familia Freda Xavier.

5 de agosto de 2007

Como para ir motivando

Cuando el simple encuentro de los vecinos era un modo de preservar espacios de libertad y felicidad

Vivimos tiempos duros en los que mantener
la normalidad de lo cotidiano era algo heroico

En 1978, Teresa Calleo vivió durante un tiempo en 9 de junio y de esos días -o de otros- guardó una foto de un encuentro gastronómico de vecinos que se organizó en la casa de Elena Telchime y la familia Fernández - García (asadito, por algunos detalles que se pueden apreciar).
La foto tiene cerca de 28 años, es anterior al mes de octubre de 1979. Y en casi tres décadas pasan muchas cosas, en las vidas de cada uno, en las familias y en el país. Algunos de los que aparecen en la foto, solo nos acompañan en el recuerdo.

Vecinos de 9 de junio compartiendo un asado en lo de Elena Telchime y
la familia Fernández - García, (ci. 1978). Fotos de familia de Teresita Calleo.

¿Era posible ser felices durante la dictadura?
Hoy parece que no, pero la vida continuó y aún teniendo un pariente preso, un amigo proscripto y otro que debió vender libros para sobrevivir, los uruguayos siguieron enamorándose, tuvieron hijos, alguno habrá logrado poner una empresa. Más allá del entorno socio político, la vida siguió, la esperanza de que lo malo pasaría algún día se mantuvo y a pesar de todo, la gente se realizó y trató de ser feliz.

Vecinos de 9 de junio celebrando fin de año, en lo de Tonarelli - Ferrán,
(ci 1979). Foto: Pedro Tonarelli. Archivo Tonarelli - Ferrán.


En la Navidad de 1979, pasaban muchas cosas desagradables, pero los amigos y vecino de 9 de junio se juntaron para celebrar una nueva Navidad y un nuevo año. La alegría del encuentro se nota en sus rostros. Y por ahí se ve al músico hoy consgrado que en esos días ya era un genio de la guitarra, mujeres que tenían cuñados presos en el penal de Libertad. En medio de la tragedía se trataba de mantener espacios para reivindicar la vida.
Así, sencillamente, también se fue resistiendo. El abrazo entre vecinos daba fuerzas para seguir.

Recoger nuestras historias, contarnos lo que somos y no olvidar de dónde venimos

Construir la memoria de nuestro entorno
con los ladrillos de nuestros propios relatos


La historia de nuestras historias

En toda casa hay alguna foto, recorte o relato guardado por años en cajones, cuadernos y en la memoria.

Son documentos que permiten contar la historia de una familia, personaje o sucesos ocurridos en un entorno espacial concreto, en un barrio.

Son documentos que guardamos porque necesitamos transmitir a quienes nos sucedan, de dónde venimos. Y solemos hacerlo porque nuestra sencilla condición de humanos nos lo exige y por que sabemos que para tener claro hacia dónde uno va, es necesario tener siempre presente de dónde uno partió.
En ellos está la historia de nuestras familias, que no son historias aisladas. Son las historias de un grupo de personas que vivió en un tiempo concreto, en una comunidad, barrio, ciudad, país, bien concreto y por tanto, tienen elementos que pueden aportar a la historia de todos.
Poniendo en común algunas joyas de esos tesoros familiares, podremos construir una historia más amplia, que vaya, como nuestra propia vida, más allá de los muros de nuestras casas.
Las nuevas tecnologías de la información y la accesibilidad de los procesos de digitalización nos permiten compartir fotos, documentos, recortes o lo que tengamos en nuestras casas, sin desprendernos de ellos.

La calle 9 de junio es la excusa, pero la zona donde recoger materiales es bien amplia. La limitan nuestras vivencias, aquellos que reconocemos como vecinos y, porqué no, el valor de una buena historia.

La propuesta queda hecha.
Seguro que si nos ponemos en marcha a recoger y compartir materiales, nos vamos a alegrar de haber construido esta historia de nuestras historias.
Foto: Julio Scavino.