5 de agosto de 2007

Como para ir motivando

Cuando el simple encuentro de los vecinos era un modo de preservar espacios de libertad y felicidad

Vivimos tiempos duros en los que mantener
la normalidad de lo cotidiano era algo heroico

En 1978, Teresa Calleo vivió durante un tiempo en 9 de junio y de esos días -o de otros- guardó una foto de un encuentro gastronómico de vecinos que se organizó en la casa de Elena Telchime y la familia Fernández - García (asadito, por algunos detalles que se pueden apreciar).
La foto tiene cerca de 28 años, es anterior al mes de octubre de 1979. Y en casi tres décadas pasan muchas cosas, en las vidas de cada uno, en las familias y en el país. Algunos de los que aparecen en la foto, solo nos acompañan en el recuerdo.

Vecinos de 9 de junio compartiendo un asado en lo de Elena Telchime y
la familia Fernández - García, (ci. 1978). Fotos de familia de Teresita Calleo.

¿Era posible ser felices durante la dictadura?
Hoy parece que no, pero la vida continuó y aún teniendo un pariente preso, un amigo proscripto y otro que debió vender libros para sobrevivir, los uruguayos siguieron enamorándose, tuvieron hijos, alguno habrá logrado poner una empresa. Más allá del entorno socio político, la vida siguió, la esperanza de que lo malo pasaría algún día se mantuvo y a pesar de todo, la gente se realizó y trató de ser feliz.

Vecinos de 9 de junio celebrando fin de año, en lo de Tonarelli - Ferrán,
(ci 1979). Foto: Pedro Tonarelli. Archivo Tonarelli - Ferrán.


En la Navidad de 1979, pasaban muchas cosas desagradables, pero los amigos y vecino de 9 de junio se juntaron para celebrar una nueva Navidad y un nuevo año. La alegría del encuentro se nota en sus rostros. Y por ahí se ve al músico hoy consgrado que en esos días ya era un genio de la guitarra, mujeres que tenían cuñados presos en el penal de Libertad. En medio de la tragedía se trataba de mantener espacios para reivindicar la vida.
Así, sencillamente, también se fue resistiendo. El abrazo entre vecinos daba fuerzas para seguir.

Recoger nuestras historias, contarnos lo que somos y no olvidar de dónde venimos

Construir la memoria de nuestro entorno
con los ladrillos de nuestros propios relatos


La historia de nuestras historias

En toda casa hay alguna foto, recorte o relato guardado por años en cajones, cuadernos y en la memoria.

Son documentos que permiten contar la historia de una familia, personaje o sucesos ocurridos en un entorno espacial concreto, en un barrio.

Son documentos que guardamos porque necesitamos transmitir a quienes nos sucedan, de dónde venimos. Y solemos hacerlo porque nuestra sencilla condición de humanos nos lo exige y por que sabemos que para tener claro hacia dónde uno va, es necesario tener siempre presente de dónde uno partió.
En ellos está la historia de nuestras familias, que no son historias aisladas. Son las historias de un grupo de personas que vivió en un tiempo concreto, en una comunidad, barrio, ciudad, país, bien concreto y por tanto, tienen elementos que pueden aportar a la historia de todos.
Poniendo en común algunas joyas de esos tesoros familiares, podremos construir una historia más amplia, que vaya, como nuestra propia vida, más allá de los muros de nuestras casas.
Las nuevas tecnologías de la información y la accesibilidad de los procesos de digitalización nos permiten compartir fotos, documentos, recortes o lo que tengamos en nuestras casas, sin desprendernos de ellos.

La calle 9 de junio es la excusa, pero la zona donde recoger materiales es bien amplia. La limitan nuestras vivencias, aquellos que reconocemos como vecinos y, porqué no, el valor de una buena historia.

La propuesta queda hecha.
Seguro que si nos ponemos en marcha a recoger y compartir materiales, nos vamos a alegrar de haber construido esta historia de nuestras historias.
Foto: Julio Scavino.