8 de octubre de 2007

Iniciativas de personajes y familias del barrio que alegraron a muchos

Pap@ Noel

Lo que comenzó siendo tradición de una familia del barrio, terminó haciendo realidad las fantasías de varias generaciones de niños del barrio.

Por Andrea Batista


Conocemos historias vividas en “9 de junio” desde por lo menos la década del ’30.
En esos años los Aguirre, los Scavino, los Batista, los Freda, los Caffarena, los Páez Vilaró descubrieron una zona de Montevideo, una calle, una forma de vivir...

En esa época Malvín era una zona de médanos, una zona de veraneo, una zona de pocas casas y mucho terreno.
Para algunos fue gracias a un capricho de los niños que pidieron, por ejemplo, cambiar una casa en la calle Juan Paullier por un terreno en 9 de junio...
Hay historias de todas las épocas y personajes de todas las épocas. Pero sin duda la presencia de Papa Noel en el barrio es una de las más queridas, recordadas y extrañadas.
Durante muchos, muchos años, Papá Noel pasó cada 24 de diciembre por las casa de los
niños que vivían en 9 de junio.
La primera que empezó a construir esa historia fue Lila Batista. Confeccionó el disfraz, organizó el recorrido, juntó los regalos y lograba llegar al corazón de cada niño, en especial al de sus tres hijos: Mario, Hugo y Muñeca.
Años más fue Muñeca quien ocupó su lugar. Le confeccionaron el traje, organizaba el recorrido, juntaba los regalos y lograba llegar al corazón de cada niño, en especial, al de sus dos sobrinos Gonzalo y Andrea.
De un Papá Noel a otro pasaron más de 40 años y seguramente las historias y las formas de vivirlo fueron diferentes...
Del último Papá Noel, hay muchos recuerdos, muchas historias.
Se acercaba fin de año y junto a Muñeca los papás y las mamás de los niños de la cuadra se encargaban de juntar los regalos, ponerle los nombres correspondientes y acomodarlos en las bolsas que se cargarían en el auto.
Sobre la medianoche y con todos los niños ya “escondidos”, Papá Noel comenzaba su recorrido desde la Plaza de los Olímpicos.
Tocando la campanita que avisaba su llegada, venía Papá Noel en el auto de Héctor Caulín, seguido e un par de autos más que lo escoltaban.
Así empezaba el momento más mágico de la noche.
Cuentan, que apenas se escuchaba el sonido de la campana, salían los niños con sus madres a buscar sus regalos: los Requejo, Viviana, los Roibal, los Batista, los Caulín, los Freda, los Gómez que por aquel entonces vivían a los fondos de los Scavino.
Emoción, inocencia, alegría, risas, lágrimas, una mezcla de sentimientos como sólo Papá Noel sabe despertar.

Doy gracias a todos los Papá Noel del mundo, pero en especial a mi abuela Lila (que no conocí) a mi tía Muñeca (de la que conservo muy lindos recuerdos) y a mi mamá Graciela, que aunque nunca dejó de ser nuestro Papá Noel, una vez le confeccionaron el traje, organizó el recorrido, juntó los regalos y logró llegar al corazón de cada niño, en especial al nuestro, al de sus hijos Gonzalo y Andrea.

En la foto superior: Muñeca Batista y Andrea Batista, en el jardín de Muñeca, noviembre de 1975. En la foto inferior: Andrea, Graciela y Gonzalo veraneando, febrero de 1979. Archivo Batista - Tobías.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Si hay un barrio que guardaré siempre en mi retina es este, y eso que he visitado muchos, pero nunca pertenecido a ninguno más allá de 9 de Junio. Recuerdo perfectamente el encontrarme frente a frentre a Papá Noel, ¡Qué nervios!!Pequeños detalles que hicieron especial mi infancia!
Te felicito Julio por recuperar esta historia!!